Gustave Doré
En lo profundo de un alma oscurecida, aparece la envidia, el deseo de
algo que creemos no tener, que nos enoja y envenena. Son los envidiosos,
mentirosos, que se mienten a si mismos primero, porque se recriminan por cosas
sin importancia y luego porque van a los demás con este veneno y se lo escupen
con el deseo de que "si no es para mí, no será para nadie". Es la
envidia un veneno que mata de hambre y destruye todo lo que ve.
Orek Radulfr
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